YO QUERÍA… TÚ QUERÍAS… Quería sentirme importante para ti. Quería escuchar que querías arreglarlo. Quería ver que realmente te esforzabas. Quería que me quisieras. Tú querías quererte a ti mísmo, a través de mí. Tú querías acallar tus voces, que te hablaban a ti, sólo de ti. Tú querías lo que querían todos, lo que quiere cualquiera, lo que no
Carta a quien se aferra a una relación destructiva… VEO EN TUS OJOS EL DOLOR Veo en tus ojos el dolor. Veo en tus manos la ansiedad. Escucho entre tus palabras el silencio de lo impronunciable, pero quieres gritar. Siento que esperas que alguien te diga lo que quieres escuchar. Pero eso no sucede. Por el contrario, todos a tu
Y ella dijo con resignación: “Marte y Venus nunca se van a comprender.” Ella le miraba con ternura y deseo. Él apartaba la vista, o se hacía el loco diciendo cualquier banalidad. Él la molestaba con cosas ya evidentes desde hace tiempo, insistía. Ella no comprendía por qué se empeñaba en hacerla rabiar. Ella sintió un vuelco cuando le vio
Sí. Te las he robado. Con todo el descaro, con toda la desfachatez, y con toda la satisfacción de haber podido robarte algo. Ahora paseo por la calle, auriculares puestos, y la música lo suficientemente alta como para disfrutarla y lo suficientemente baja como para oír si viene un vehículo a embestirme en esta ciudad de locos… Y escucho tus
Querría saber si alguna vez te enamoraste de verdad, si pasó de la delgada línea de la pasión, el capricho, la obsesión, la locura transitoria… Si tu corazón se aceleraba sólo con su presencia, si la felicidad inundaba tu pecho cuando te acurrucabas en su regazo… Querría saber si sufriste de verdad cuando perdiste la esperanza, cuando escuchaste aquel “no”,
A veces me parece increíble haber sentido algo tan fuerte, profundo, intenso, apasionado… doloroso hasta creer morir. Hoy no sé de dónde salió todo aquel sentimiento, que me llevó con todo el pack al fondo de un mar oscuro donde ya no llegaban los rayos del sol. Y ahí, aislada del mundo y de la realidad, me dejó con vida
La puerta se abrió por fin tras un breve forcejeo, y dejó ver la habitación del primer hostal que se habían encontrado en el centro: olía a humedad y era extremadamente pequeña. Tenía una cama individual con una manta marrón, un lavamanos al lado de la cabecera, un armario empotrado, y una pequeña ventana que daba al muro
Lo he hecho, sí, he sucumbido a la tentación de las rebajas. Pero en mi caso era necesario, yo no formo parte de esa gran mayoría consumista que sale a comprar casi por la obligación de aprovechar las gangas… Yo he salido a animarme(típico tópico, sí, y qué), y a conseguir algo de ropa de mi talla, pq tras mi