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He robado tus canciones

blueototh-sonySí. Te las he robado.

Con todo el descaro, con toda la desfachatez, y con toda la satisfacción de haber podido robarte algo.

Ahora paseo por la calle, auriculares puestos, y la música lo suficientemente alta como para disfrutarla y lo suficientemente baja como para oír si viene un vehículo a embestirme en esta ciudad de locos…

Y escucho tus canciones con una sonrisa.

Es más, incluso las canto.

No son las “tuyas tuyas”, tranquilo. Esas las borré, lo siento. Son todas aquellas que me hiciste descubrir, las que me pasaste de tu iPod al mío, las que me regalaste en un cd para “enseñarme”, las que cantábamos juntos en tu coche cuando paseábamos por Madrid y parecíamos una pareja ideal. Las que fueron banda sonora de nuestra historia de amor. ESAS.

Voy de mi casa al trabajo dando un paseo porque el trayecto de 40 minutos es bonito: tiendas, parques, puestecitos de tianguis, vendedores de zumos y licuados… a veces me compro uno, me quito un auricular para pedirlo, pago, y me vuelvo a marchar tarareando y con mi zumo en la mano, tan feliz.

Y las escucho, ¡muchas veces! Las canto, casi todos los días, porque siempre sale alguna en el modo aleatorio, y no me las salto.

Ese pequeño ritual matutino, y vespertino cuando regreso al final del día, me hace sentir viva, libre, feliz como siempre lo he sido cuando he sido yo. La música, siempre presente en mi vida, siempre con esa capacidad de influir en mi estado de ánimo.

Sí, las disfruto.

Supongo que siempre serán tuyas esas canciones…, o mira, tal vez no, puede que un día vuelvan a ser anónimas, sin más. El caso es que ahora me siento contenta también cantado tus canciones, y por eso ya no son tuyas.

¿Y sabes qué? Que ya nunca te las voy a devolver. Tómalo como un canje.

Aunque creo que tú saliste ganando de todas formas…

2 Comments

  1. 16 mayo, 2009 at 3:14 pm

    Yo tambien robé muchas canciones de mi última (no)relación. Era una de las cosas que más me gustaban de él. Tenía una cultura musical de las que no encuentras todos los días. Y me encantaba subir a su choche a las mil de la mañana, de vuelta a casa, después de haber cerrado todos los bares de salamanca y de haber desayunado churros con vermú,( si, si, además dicho como lo lees…) y que sonase sorprendentemente alguna pieza de música clásica y que él la disfrutase igual que si fuese lo último de lo último…

    No saqué nada de aquella (no)relación más que un par de complejos enormes, y mucha melancolía, porque yo solita la destrocé. Ahora mis canciones son suyas, y las suyas mías. Pero no existen canciones nuestras, ni de los dos.

    Carajo.

    Hoy me voy a acordar de tí, en vez de pensar en él cada vez que Sidonie me susurre al oído.

  2. 25 mayo, 2009 at 5:16 am

    Canciones, películas, gestos, comentarios ¿es parte del amor? Lo tuyo mio y lo mio tuyo, todo se comparte, todo se hace uno. Espero que algún día no tengas que hacer nada más anónimo.

    Me ha encantado el post, la verdad que me encanta todo lo que escribes.

    Cuídate.

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