Me preguntas si te quiero, me dices que esa es la pregunta más importante de todas. Siempre esperas la misma respuesta, que sea «sí». Entonces, sigue un «como para qué». Y yo saco lo más loco que hayamos hecho juntos últimamente, que puede ser de todo: ir al súper (que sabes que lo odio), adoptar un gato más porque te hacía mucho ilusión, o mudarnos de país sin tener un plan ni tu permiso de trabajo.
A veces, la respuesta es divertida y nos reímos. Otras, es un tanto amarga, porque de verdad se necesitó muchas toneladas de amor para que sucediera.
Sea cual se la respuesta, sigue siendo «sí». Claro que te quiero, y no sólo eso, te amo y te elijo. Porque los dos estuvimos lo bastante locos y cuerdos como para soltarnos justo antes de perdernos a nosotros mismos; porque nos dimos cuenta de que no hay pareja sin dos individuos completos antes, que caminan juntos libremente; porque nos atrevimos a vivir con el corazón en añicos por no aceptar la amargura de estar juntos y rotos.
Y así, desde esa loca cordura, desde el mayor gesto de rendición y de amor propio, pudimos sanar, pudimos crecer, pudimos creer de nuevo en el amor, y la vida nos quiso dar otra oportunidad. Y ahora sí, nos seguimos eligiendo, con amor, y sin amargura.
Sandra Corcuera, 2 de marzo, 2025
*Texto inspirado en la estrofa «Quiéreme hasta la locura, y así sabrás la amargura que estoy sufriendo por ti» («Júrame», de María Grever).
Leave A Comment