En unos días se cumplirá un año de la salida de mi primer libro al mercado. Será el 23 de abril, el día del libro, la rosa, y Sant Jordi. Es increíble que ya haya pasado un año, y la cantidad de cosas que han sucedido en estos 12 meses…
Por aquellas fechas, yo ya había dejado de trabajar en la radio, y estaba en proceso de plantearme mi futuro más próximo. La decisión definitiva llegó en verano, y ya en agosto estaba instalada en México Distrito Federal, con una maleta lleeeenaaa de sueños y muchas ganas de ser feliz.
A veces las cosas no suceden como uno se las imagina, y eso no siempre quiere decir que lo que pase sea malo si no concuerda con lo que uno esperaba o deseaba. Simplemente son cambios de rumbos, puertas que se cierran para que se abran otras muy distintas, y que de pronto te plantan ante caminos repletos de cosas buenas…
Guardo un gran cariño a este último año, estos doce meses que se cumplen en unos días, que para mí incluyen el final y el principio de dos etapas.
La primera es ya el pasado, mi vida en España, mi entorno más cercano quedó lejos, a un montón de kilómetros de separación «física».
La segunda etapa es en la que me encuentro ahora mismo, mi vida en México, mi nuevo trabajo, mis nuevos amigos, mi nueva casa a la que estoy a punto de mudarme…
Qué de cambios en tan poco tiempo, y qué distinto es todo a como lo había planeado hace 12 meses…
Reconozco que estoy super feliz, mi vida hoy no es lo que yo esperaba, pero sí, estoy feliz y mucho más de lo que me hubiera imaginado de haber sabido cómo iba a girar la ruleta y en qué dirección. Qué cosas, ¿no?
Tengo la sensación de haber vuelto a nacer, de empezar realmente de cero, de la nada estoy construyendo «algo»(como dicen en El Secreto), y a su vez es como si de alguna manera me hubiera recobrado a mí misma, como si hubiera «vuelto a casa», he vuelto a mí…
Sea como sea, ¡me alegra darme la bienvenida a mí misma!
Gracias México por brindarme mi nuevo hogar…
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Ohh, al leer tu texto me ha venido a la cabeza un poema de Herman Hesse que se llama Escalones; y que me da la sensación que tiene que ver con los cambios que producen nuevas etapas en la vida de una persona, algo así como dejar de ser una cosa para poder ser otra con renovada fuerza, como una estrella que muere en el universo para dar paso a otra nueva, que brilla con renovada intensidad. Dice asi:
Así como toda flor se enmustía y toda juventud cede a la edad,
así también florecen sucesivos los peldaños de la vida;
a su tiempo flora toda sabiduría, toda virtud,
mas no les es dado durar eternamente.
Es menester que el corazón, a cada llamamiento,
esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,
a nuevas y distintas ataduras.
En el fondo de cada comienzo hay un hechizo
que nos protege y nos ayuda a vivir.
Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,
atravesar espacio tras espacio
sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;
el espíritu universal no quiere encadenarnos;
quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos
escalón tras escalón. Apenas hemos ganado intimidad
en una morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:
sólo quien este pronto a partir y peregrinar
podrá eludir la parálisis que causa la costumbre.
Aún la hora de la muerte acaso nos coloque
frente a nuevos espacios que debamos andar;
las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros…
¡Ea, pues, corazón, arriba! ¡Despídete, estás curado!
Saludos